La falacia del coste hundido

¿Qué es?

La falacia del coste hundido es un sesgo cognitivo que nos lleva a continuar invirtiendo tiempo, dinero o esfuerzo en algo (trabajo, relación…), solo porque ya hemos invertido mucho en ello, aunque todas las señales nos indican que deberíamos dejarlo.

En lugar de evaluar si vale la pena continuar, nos aferramos a los recursos ya invertidos en vez de en los resultados reales que estamos obteniendo.

Esto nos puede llevar a tomar decisiones poco beneficiosas, como mantenernos en relaciones dañinas, trabajos insatisfactorios o proyectos fallidos.

Características y ejemplos

Un «coste hundido» se refiere a recursos que ya se han gastado y no pueden recuperarse. La falacia del coste hundido se manifiesta por tanto cuando permitimos que estos costes pasados influyan en nuestras decisiones de ahora, llevando a comportamientos irracionales.

Por ejemplo:

  • Persistir en una relación que no funciona, debido al tiempo ya invertido en ella:
    Es que si lo dejamos ahora después de 5 años (coste hundido), habré perdido el tiempo
  • Continuar un proyecto empresarial fallido por el dinero previamente gastado:
    He invertido demasiado dinero como para abandonarlo ahora. (Cuando todo indica que es un proyecto que debes abandonar).
  • Quedarte en un trabajo que te está generando infelicidad:
    Ya llevo mucho tiempo en la empresa, he aprendido sus procesos…

      Este sesgo se ve reforzado por dos factores principales:

      1 – Exceso de optimismo: Después de una inversión significativa, tendemos a sobreestimar la probabilidad de éxito futuro, creyendo que nuestra perseverancia eventualmente dará frutos.

      2 – Responsabilidad personal: Cuando sentimos que una decisión es resultado directo de nuestras elecciones, es más probable que caigamos en esta falacia, ya que abandonar implicaría admitir un error personal.

      Implicaciones y como evitarla

      La falacia del coste hundido puede llevarnos a mantenernos en empleos insatisfactorios, relaciones poco saludables o inversiones poco rentables, simplemente porque ya hemos dedicado recursos significativos

      Para evitar caer en este sesgo, es importante tener en cuenta estas cosas:

      • Evaluar objetivamente: Centrarse en los costos y beneficios futuros, ignorando lo ya invertido.

      • Reconocer las emociones: Aceptar que algunos sentimientos, como la culpa, el arrepentimiento o la tristeza, pueden nublar nuestro juicio racional y llevarnos a caer en ella.

      • Establecer límites claros: Definir de antemano hasta dónde estamos dispuestos a dar o invertir en un proyecto, relación etc antes de reevaluar nuestra decisión.

      Quizá, al adoptar una perspectiva un poco más racional y orientada al futuro que de verdad quieres tener, puedas tomar decisiones más alineadas con tus intereses y bienestar a largo plazo ♥.

      Síguenos en nuestras redes

      ¿Charlamos?

      Escríbenos, llámanos, haz lo que mejor te haga sentir. Estamos para ayudarte