Así nació el Síndrome de Estocolmo
El 23 de agosto de 1973, un atracador tomó como rehenes a cuatro trabajadores en un banco de Estocolmo (Suecia).
Durante 6 días de cautiverio, las víctimas desarrollaron una conexión emocional con sus captores. Incluso después de ser liberadas, los defendieron y se negaron a declarar contra ellos.
A partir de este hecho, nació el término “Síndrome de Estocolmo”, para describir un fenómeno psicológico en el cual una persona desarrolla sentimientos positivos o de defensa hacia su agresor.
Este comportamiento puede incluir gratitud por pequeños gestos de amabilidad, autojustificación de la conducta del agresor e incluso, en algunos casos, la defensa activa de este.
Este conjunto de síntomas se ha observado en situaciones de cautiverio, trata o abuso situaciones de aislamiento físico emocional o ambos.
En este sentido, el Síndrome de Estocolmo se considera una respuesta adaptativa ante situaciones extremas donde la víctima, incapaz de escapar, recurre a estrategias de vinculación o sobre adaptación, como la complacencia o sumisión, con el fin de aumentar sus posibilidades de supervivencia.
Necesitamos conectar con otros para sentirnos seguros y sentirnos seguros para poder sobrevivir emocional y físicamente.
Así somos los seres humanos.
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