¿Qué hacer con los niños en las vacaciones de verano?
Disfrutar de las vacaciones de verano y del descanso merecido es beneficioso para los niños. Después de una larga temporada de estudios y de responsabilidades (escolares y extraescolares) no hay nada más positivo que desconectar, jugar y pasar tiempo con sus familiares y amigos.
Pero bien es cierto que a veces las vacaciones de verano se convierten en una época de descontrol donde se olvidan por completo las normas y los niños pasan a hacer lo que quieren todo el tiempo dificultando mucho la tarea de volver a retomar la rutina en Septiembre.
Niños y verano
Para los niños el verano es sinónimo de diversión, de playa, de descanso y de juego. No tener que madrugar para ir al colegio y tener unas normas más flexibles. Existen varias posibilidades de vacaciones y la crisis ha hecho aparecer algunas nuevas.
- El campamento de verano: Es beneficioso porque se relacionan con otros niños de su edad (especialmente bueno para los que son hijos únicos), además dedican mucho tiempo a jugar mientras aprenden. Tienen una rutina y unas normas. Pero tiene de negativo que no sirve como descanso, después de todo el curso escolar, en el campamento, el niño sigue levantándose temprano, sigue teniendo cierto estrés social y necesitando “dar la talla” en algunas actividades.
- El verano con los abuelos: Generalmente sucede cuando los padres trabajan. Tiene de positivo que supone un tiempo de descanso total, de mimos y de cuidados. El niño se convierte en “el rey de la casa”. Además en algunos casos se relaciona con sus primos afianzando su relación y practicando el juego más libre. Lo negativo es que a veces esto se nos vuelve en contra, hay una pérdida total de rutina y también, muchas veces, de normas. Se le permite hacer cosas que no haría en su casa.
- Las escuelas de verano: Es una prolongación del colegio, en muchas ocasiones se imparten en el mismo colegio e incluso con los mismos profesores. Lo bueno es la disciplina y la rutina diaria, además se sigue relacionando con niños de su edad. Aprender jugando siempre es positivo. Lo negativo lo comparte con el campamento de verano aunque en menor medida, dado que las escuelas de verano son generalmente sólo por la mañana permitiendo al niño descansar por la tarde o dedicarla a estar con sus padres, amigos o familiares.
- El apartamento de verano (o “el pueblo”): Es muy positivo porque se relaciona con niños diferentes a los que le han rodeado durante todo el año, además tiene tiempo de descanso y mucho tiempo de juego. Lo negativo es la falta de rutina continuada y de disciplina y normas.
- El verano en casa: Puede ser con los padres o al cuidado de terceras personas. Lo positivo es el descanso y la traquilidad de estar en su zona de confort y con sus amigos pero con el lado negativo de caer una rutina “aburrida” para el niño que no le aporte el tiempo lúdico que necesita.
¿Cuáles son las claves para conseguir diversión y descanso sin perder de vista las normas?
Los niños están de vacaciones y es necesario flexibilizar las normas y los horarios, dejarles disfrutar y ser más “libres”. Si están en casa o al cuidado de los padres es fácil que se sigan cumpliendo ciertas normas básicas (lavarse los dientes después de cada comida, pedir permiso para coger los juguetes de su hermano, pasear al perro, etc.) pero cuando están a cargo de otras personas a veces se pierde el control sobre estas cosas, sobretodo en aquellas que al niño le cuesta más hacer en general. Es importante que los padres sean muy específicos sobre qué normas son aquellas que se deben seguir cumpliendo de forma obligada y cuáles son las que pueden flexibilizarse. La diferencia entre unas y otras es que deben mantenerse aquellas que al niño le cuesta más cumplir y que llegado el final del verano va a ser más complicado volver a instaurar.
Por ejemplo: Se debe seguir lavando las manos antes de comer, pero puede quedarse hasta más tarde viendo la tele por la noche.
En cuanto a las vacaciones en casa, es una situación que por la crisis cada vez se está dando más, lo perfecto sería tratar de salir de la zona que siempre se frecuenta durante el curso escolar. Visitar otras zonas de la ciudad, parques diferentes, ir a la playa (en el caso de que la ciudad tenga playa) o a la piscina municipal, dejar que vayan a pasar el día a casa de algún amigo, realizar actividades en casa como manualidades o juegos, etc.
En conclusión, es muy positivo dejar libertad a los niños en las vacaciones de verano, que disfruten de su tiempo libre y que descansen pero no olvidar las normas básicas que queremos que se mantengan cuando lleguemos a Septiembre y que si las dejamos totalmente de lado luego nos costará retomar.